Teletrabajo no es solo sinónimo de trabajar en pijama. Trabajar fuera de una oficina ofrece numerosas alternativas, incluida la de hacerlo desde casa, sí, pero también en espacios tan diversos como un coworking, una biblioteca o incluso en una cafetería o restaurante.

Para algunos teletrabajadores, este tipo de establecimiento se convierte en una alternativa mucho más informal y flexible que los coworking. Porque, si bien estos lugares ofrecen multitud de comodidades y servicios como conexión a internet, espacios para reuniones o posibilidad de sinergias con otros trabajadores, entre otras ventajas, hay profesionales que rehúsan esta fórmula al considerarla costosa o por recordarles demasiado a la oficina tradicional.

Además, el ambiente de un bar o restaurante resulta de lo más inspirador para algunos de ellos, que encuentran en el ir y venir de clientes y empleados, incluso en el ruido ambiente, un entorno perfecto para concentrarse. Aunque existe un inconveniente importante: la incertidumbre de encontrar o no sitio disponible para trabajar.

Como solución a este hándicap, hace unos años surgió en Nueva York una start-up llamada Spacious, cuyo propósito era, precisamente, el de facilitar esta relación entre teletrabajadores y empresas de restauración. Su labor consistía en proporcionar espacios de coworking en restaurantes de alta fama en las horas previas a su apertura.

 

Para el fundador de la compañía, Preston Pesek, la principal ventaja de iniciativas como esta para los usuarios radica en la posibilidad de disponer de un entorno de trabajo cambiante que favorece su creatividad: «Cambiar de contexto nos afecta de muchas formas positivas, tanto consciente como inconscientemente. Es similar a cualquier tipo de viaje. Cuando te sitúas en un entorno que es diferente a tu rutina normal, puedes descubrir cosas de forma espontánea».

La buena acogida de Spacius entre los coworkers neoyorquinos propició que la start-up fuera absorbida por una de las principales empresas del sector, The We Company. Pero también consiguió saltar el charco y llevar ese modelo de negocio fuera de Estados Unidos. Una de las propuestas  más conocidas en el viejo continente es la FrenchWork, ubicada en Toulouse.

Muchos establecimientos conciben esta solución como una entrada extra de ingresos nada desdeñable al poder seguir sacando partido del local en los horarios más tranquilos, o incluso cuando la cocina aún está cerrada. La consultora Innova Room estima en unos 2.000 euros el dinero extra del que mensualmente pueden beneficiarse los negocios adheridos a FrenchWork. Porque solo en Francia son más de dos millones las pequeñas empresas y trabajadores autónomos que podrían estar interesados en trabajar en un espacio de esta índole.

El partner ideal

Aunque para que un establecimiento de hostelería pueda compaginar su negocio con el de coworking es necesario que cumpla una serie de requisitos. Al ser preguntado por esta cuestión, el propio Preston Pesek aseguraba que «el partner ideal para Spacious es aquel negocio que ha pasado mucho tiempo pensando en el ambiente. Buscamos restaurantes con un diseño interior increíble».

En definitiva, el establecimiento debe estar acondicionado para que los teletrabajadores que acudan puedan desempeñar su labor de forma confortable. Lo que significa que, además de la decoración y el ambiente, deberá tener especial cuidado con otros aspectos como:

. Contar con una red wifi segura y con un ancho de banda suficiente para soportar varias conexiones simultáneas, reuniones o descargas de archivos pesados.

.Disponer de iluminación y acústica adecuada.

. Mobiliario cómodo y ergonómico.

. Suficientes enchufes para que los clientes puedan trabajar con varios dispositivos, si es necesario.

Otro aspecto a valorar será la posibilidad de disponer de espacios reservados para posibles reuniones. Incluso, por qué no, ofrecer la opción de desayunos o brunchs a precios especiales, o incluso café gratis para los coworkers asiduos. Todo en aras de ofrecer el mejor ambiente de trabajo posible.